Billaudot CONNESSON GUILLAUME - LES BELLES HEURES - REDUCTION
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Concebido en tres movimientos, este concierto para oboe evoca tres « estados poéticos » del día. La hora azul es el período entre el día y la noche donde el cielo se llena de un azul más oscuro que el azul celeste del día. Es en los primeros instantes de la hora azul cuando todos los pájaros comienzan a cantar y cuando en verano el aroma de las flores se vuelve más intenso. La hora exquisita es el momento de « Un vasto y tierno apaciguamiento », como escribe Verlaine en el poema que cito en exergue de este movimiento lento. La hora fugitiva es el tiempo de los placeres y del amor, el « Carpe diem » de Horacio, con en exergue estos versos de Lamartine: « ¡Amemos pues, amemos pues! de la hora fugitiva, apresurémonos, disfrutemos! » El primer movimiento (el más largo de los tres), La hora azul, está construido sobre dos temas: el primero, disjunto y delicado, es expuesto por el solista, el segundo, muy cantable, es dado por los violines. El desarrollo de los temas pasa sucesivamente del scherzando al lírico para culminar en una cadencia del solista acompañado por una orquesta vibrante. La naturaleza se llena de cantos, murmullos y susurros. Luego, en la reexposición, después del regreso fuerte y exultante del primer tema, todo se calma en un reflejo orquestal. El segundo movimiento, La hora exquisita, tiene forma ternaria y carácter soñador. La tierna confidencia del solista conduce a la parte central sobre pedal de Re: el tiempo parece suspendido y el solista en ingravidez. La tercera parte retoma el motivo tierno del inicio, pero ralentizado en una lenta éxtasis. El tercer movimiento, La hora fugitiva, afirma una pulsación casi ininterrumpida sobre un motivo funky. Solo algunas medidas más líricas, acompañadas por el arpa, forman una respiración antes del regreso de la trance rítmica que termina en la frenesí del solista y la orquesta.
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