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¿Cómo se puede explicar que un profesor de batería, que manipula amplificadores de bajos entre otros para conectar dos altavoces de 12 pulgares, se volvió el símbolo vivo de la amplificación de las guitarras eléctricas? Con el genio de Jim Marshall, claro, y con su capacidad de innovación que iba a revolucionar la historia del rock and roll. Y con la insistencia de Pete Townshend, entre otro, que se quejaba del sonido demasiado claro de las Fender, y que supo convencer a Jim el empezar la concepción de amplis para guitarras. Amplis extremadamente típicos, con un sonido pesado, rugoso y sobre todo de una eficacidad raratanto para modelos a válvulas como para las gamas híbridas dónde cualquier transistor que supo conservar lo excepcional de la marca. La historia del Sr Jim Marshall empezó en Inglaterra, en una pequeña ciudad de Hanwell, donde vendía baterías y accesorios. El business se extendió y el hombre se puso a vender guitarras y amplificadores, sobre todo Fender. El problema es que, estos amplis son caros y Jim Marshall entiende rápido que puede farbricarlos, de tal buena calidad, para un precio mucho más asequible. Con la ayuda de un compañero, Ken Bran, decide producir una copia de Fender Bassman que tiene un éxito fenomenal en esa época, hasta retomar exactamente las mismas piezas de originen americano, si no son los cabinetes, Jim opta para los Celestion 12 pulgares en vez de los Jensen que se encontraba en la concurrencia. Pero es necesario reducir los costos y Jim se empeña en buscar proveedores británicos y encuentra lo suyo en Dagnall and Drake (que produce para Marconi). Allí, los amplis Marshall adquieren un sonido inimitable que no seguirá seduciendo Pete Townshend y John Entwistle de los Who. No se necesitaba más para lanzar definitivamente la marca a nivel mundial, ya que desde allí James Marshall Hendrix probó el material y lo adoptó de frente. El resto pertenece a la historia del rock ‘n’ roll ya que todos los amatores de sonido fuerte se lo dirán: ¡Nada vale más que un ampli Marshall!